En su Curso de redacción, Gonzalo Martín Vivaldi expresa: "El idioma es un organismo vivo y, como tal, se remoza continuamente. Defender el purismo conservador equivaldría a aceptar la concepción estática del idioma; equivaldría a defender -en última o en primera instancia- el latín vulgar, base de nuestra lengua".
La cita es mero pretexto para retomar la discusión sobre las novedades idiomáticas en donde ambos bandos creen tener la razón; en una esquina, si esto fuera una pela de box, estarían los puristas, quienes defienden la idea del empleo de vocablos y giros gramaticales que cuenten con el beneplácito de las autoridades de la Real Academia y resulta inaceptable aquello que no figure en el diccionario. Los innovadores, por su parte, aceptan toda novedad sin ninguna cortapisa.
Una postura que media entre ambas la determina la realidad, más específicamente el diccionario, pues las reuniones de los sabios en materia del lenguaje se dan cada que hay tema para discutir, por lo tanto, habrá ocasiones en que para cuando esto suceda, los tópicos a debatir ya habrán perdido su frescura, incluso, su uso corriente.
Las novedades más recientes en cuestión ortográfica, datan de finales de 2010; uno de los temas gira en torno de la supresión del acento en algunos diacríticos como solo y sólo y entre los pronombres demostrativos éste, ése y aquél, sus femeninos y plurales.